Después de que desaparezcan los síntomas, el VIH puede no manifestar más síntomas durante años. Durante este tiempo, el virus sigue activo y causa un daño progresivo al sistema inmunológico. Una vez que el sistema inmunológico está gravemente dañado, pueden aparecer otros síntomas como ganglios linfáticos inflamados, pérdida de peso, diarrea crónica, fiebre, sudor nocturno, tos, problemas de piel e infecciones recurrentes.