La seguridad alimentaria como estilo de vida

Los alimentos pueden contaminarse durante cualquiera de las etapas de producción, procesado, distribución, conservación o preparación.

Los gérmenes pueden propagarse desde manos sin lavar, equipo, ropa o superficies hasta los alimentos. Si un alimento, especialmente crudo, entra en contacto con otros tipos de alimentos o si se mantiene a temperatura ambiente durante un tiempo prolongado, las bacterias pueden crecer rápidamente y presentar enormes riesgos para la salud.

La seguridad alimentaria depende en gran medida del compromiso de todos los involucrados en la cadena de suministro de alimentos, desde los productores a los minoristas. Sin embargo, aunque este aspecto depende de cómo los diferentes profesionales manipulan los alimentos, también es importante que todos sepan cómo preparar sus propios alimentos de forma segura e higiénica en casa. Es un compromiso diario que nunca debemos subestimar.

Aunque todo el mundo está en riesgo, la intoxicación alimentaria puede tener consecuencias más graves para bebés, niños, ancianos y mujeres embarazadas, ya que normalmente tienen un sistema inmunológico débil.

¿Sabía que…?

A menudo es imposible saber de antemano si la comida está contaminada, ya que puede tener el aspecto, el sabor y el olor exactamente iguales que los alimentos contaminados.

Comprar alimentos de forma segura

Los productores de alimentos y los vendedores están obligados a cumplir con un número creciente normas sobre seguridad alimentaria. Sin embargo, la higiene y la calidad de los alimentos puede verse comprometida por el modo en que usted los manipula. Cuando compre alimentos, asegúrese de elegirlos, envasarlos y transportarlos cuidadosamente para asegurarse de que siguen siendo seguros para el consumo.

Asegúrese de no comprar:

Latas o recipientes hinchados, abollados o con fugas.
Artículos con envases dañados o defectuosos.
Alimentos que han caducado.
Productos que tienen moho o suciedad.
Alimentos refrigerados o congelados que han estado fuera de la nevera o el congelador.
Comida preparada que ha estado sin tapar en el mostrador.
Comida caliente para llevar, que no esté muy caliente.
Huevos rotos o sucios.
Productos de dudosa calidad.

¿Sabía que…?

Una sola bacteria transmitida por alimentos puede aumentar hasta más de dos millones de bacterias en apenas siete horas bajo las condiciones adecuadas.

Alimentos de alto riesgo que requieren una atención especial:

Productos lácteos y postres a base de lácteos.
Carne cruda y cocinada, incluidas las aves y los alimentos que la contienen.
Productos de pequeño tamaño tales como jamones y salamis.
Huevos y productos derivados.
Mariscos.
Ensaladas preparadas.
Alimentos listos para comer, incluyendo sándwiches y rollos que contengan cualquiera de los alimentos anteriores.
Arroz y pasta cocinados.

Elegir y transportar los alimentos de forma segura:

Recoja siempre los alimentos congelados o refrigerados al final de la compra.
Evite que los jugos del pescado, la carne o el pollo goteen sobre otros productos.
Asegúrese de que el personal utiliza diferentes utensilios o métodos cuando manipula diferentes tipos de alimentos.
Compre la comida caliente al final y manténgala separada de los productos fríos.
Lave las bolsas de compra reutilizables con regularidad.

Si ha comprado alimentos calientes, refrigerados o congelados, debería llegar a casa antes de dos horas, o de una hora si la temperatura supera los 32°C.