síntomas y causas

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA EPILEPSIA?

Los ataques repetidos constituyen el principal síntoma de la epilepsia. Los síntomas de los ataques varían de una persona a otra y, entre ellos, pueden incluirse los siguientes:

Confusión o aturdimiento

Períodos de mirada fija o parpadeos rápidos

Sacudidas incontrolables de los brazos y las piernas

Rigidez del cuerpo

Pérdida de conciencia

Problemas respiratorios o episodios en los que deja de respirar

Pérdida del control de la vejiga o del intestino

Caída súbita sin ningún motivo aparente, especialmente si está asociada a una pérdida de la conciencia

Ninguna reacción al ruido o a las palabras durante breves períodos de tiempo

Cabeceo rítmico, cuando se asocia a una pérdida de la conciencia

Síntomas psíquicos como miedo, ansiedad o déjà vu

¿QUÉ CAUSA LA EPILEPSIA?

En 6 de cada 10 personas con epilepsia, no se puede determinar la causa. Esto se llama epilepsia idiopática. Sabemos que la genética juega un papel importante. Los ataques o la epilepsia también pueden ser el resultado de algo que cause daño al cerebro, como, por ejemplo:

Traumatismo craneal

Apoplejía o hemorragia cerebral

Infección o inflamación cerebral, como ocurre en la meningitis, la encefalitis o un absceso cerebral

Tumores o malformaciones cerebrales

Enfermedades cerebrales, como la de Alzheimer

Consumo crónico de alcohol o drogas

Factores genéticos

Niveles altos o bajos de azúcar en sangre y otros desequilibrios bioquímicos

¿Sabía que...?

La palabra «epilepsia» viene del griego y significa «sentirse sobrecogido o abrumado por una sorpresa».

¿QUÉ PRODUCE UN ATAQUE?

Muchas personas simplemente tienen un ataque Sin embargo, determinados factores pueden aumentar la posibilidad de que se produzcan ataques.

Entre los factores comunes se pueden incluir los siguientes:

Interrupción de la toma de un medicamento

Consumo excesivo de alcohol

Falta de sueño

Estrés

Enfermedades o fiebre

Todo el mundo es diferente y lo que afecta a una persona puede que no afecte a otra.

TIPOS DE ATAQUES

Hay muchos tipos de ataques diferentes, pero pueden agruparse en dos grandes categorías. Los médicos suelen clasificar los ataques como focales o generalizados, según cómo empiece la actividad cerebral anormal. Los ataques generalizados afectan a todo el cerebro. Los ataques focales o parciales afectan solo a una parte del cerebro.

Ataques focales

Estos ataques implican actividad anormal en solo una parte del cerebro. Puede perder la conciencia o permanecer alerta cuando los tenga.

Sin pérdida de la conciencia: estos ataques pueden cambiar sus emociones o alterar su sentido de la vista, el olfato, el gusto o el oído. También puede sacudir un brazo o una pierna de forma involuntaria o sentir hormigueo, mareos o ver destellos de luz.

Con pérdida de la conciencia: durante estos ataques, no es tan consciente de su entorno como lo es normalmente. Puede variar al espacio o hacer movimientos repetitivos masticando, frotándose las manos o caminando en círculos.

Ataques generalizados

Este tipo de ataque tiende a implicar a todas las partes del cerebro. Existen seis tipos de ataques generalizados:

TIPOS DE ATAQUES

Ataques de ausencia se producen mayoritariamente en niños e implican pequeños movimientos como relamerse los labios o pestañear.

Ataques tónicos hacen que tenga rigidez en los músculos de sus brazos, piernas, espalda y que, en ocasiones, se caiga como resultado.

Ataques atónicos hacen que pierda el control de sus músculos. También se llaman ataques de caída, ya que pueden hacer que se caiga al suelo.

Ataques clónicos suelen hacer que repita movimientos espasmódicos en su cuello, cara y brazos.
Ataques mioclónicos implican movimientos cortos y espasmódicos en sus brazos y piernas.
Ataques tónico-clónicos, que antes se llamaban ataques grand-mal, pueden hacerle perder la conciencia, causarle rigidez en todo el cuerpo y hacer que este también se agite. Además, podría morderse la lengua y perder el control de la vejiga.

Datos interesantes

Hay más personas con epilepsia que con trastornos del espectro autista, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple y la parálisis cerebral, todo ello combinado.