Apraxia
A diferencia del tartamudeo, la apraxia en niños y adultos siempre es neurológica y tiene su origen en alguna forma de bloqueo o desconexión entre los músculos relacionados con el habla de una persona y los nervios correspondientes. Podría ser genética o el resultado de una lesión cerebral traumática como una conmoción cerebral, un ictus o una infección.
Si tiene apraxia, su lengua y labios no pueden moverse de la forma correcta para producir sonidos. En casos extremos, la apraxia puede impedirle hablar. Al igual que muchos trastornos del habla, una persona con apraxia es más que consciente de lo que quiere decir, pero es incapaz de decirlo. En su lugar, a menudo emitirán sonidos equivocados o harán hincapié en las partes erróneas de las palabras. Es posible que no puedan pronunciar palabras dos veces de la misma forma.
Pese a las causas genéticas y físicas, la apraxia puede mejorar mucho con la ayuda de un logopeda.
Disartria
La disartria se diferencia de la apraxia en que los músculos del habla son débiles a causa de un daño cerebral. La disartria suele presentarse como palabras mal articuladas o prolongadas y, en algunos casos, puede avanzar hasta llegar a un punto en el que la persona no pueda articular palabra.
Encontrar el tratamiento correcto depende de la causa subyacente de la disartria y su gravedad. Los terapeutas del lenguaje y el habla pueden trabajar con usted para ayudarle a hablar más despacio y a usar su respiración para hablar con mayor claridad. Además, se centrarán en entrenar los músculos de su boca, labios y lengua para fortalecerlos.