Mezclar el pavo picado, el huevo, el pan rallado y el orégano seco en un cuenco grande. Con las manos húmedas, enrollar la mezcla en pequeñas albóndigas del tamaño de una pelota de golf.
Calentar un poco la mitad del aceite de oliva en una sartén de fondo grueso y, a continuación, añadir las albóndigas, cocinando a fuego lento hasta que se doren por completo (alrededor de 5 o 6 minutos).
Cuando estén listas, retirarlas y dejar que reposen sobre papel de cocina.
Poner en el fuego una olla grade de agua, añadir una pizca de sal y llevar a ebullición.
En la misma sartén, calentar el aceite de oliva restante y saltear el ajo hasta que esté fragrante, sin dorarse. Añadir los tomates picados, reducir el fuego y dejar hervir a fuego lento durante unos 10 o 12 minutos.
Mientras tanto, añadir la pasta al agua hirviendo.
Verter las albóndigas de nuevo en la sartén, mezclar bien con la salsa y cocinar hasta que el pavo esté bien hecho y la salsa se haya espesado.
Después de unos diez minutos, tanto el pavo como la pasta deberían estar listos. Escurrir la pasta y colocar un remolino en tu plato. Cubrir con una cucharada de salsa y las albóndigas.
Añadir un poco de pimienta negra recién molida y una pizca de parmesano, si lo usas. ¡Disfrútalo mientras está bien caliente!