Cómo puedes ayudar a un niño con ansiedad
Como padre, hay cosas que puedes hacer en casa para ayudar a tu hijo a gestionar la ansiedad:
Ayuda a tu hijo a aprender formas eficaces de gestionar las situaciones y actividades que provocan su ansiedad. De esta manera se reducirán sus niveles de ansiedad con el tiempo.
Un niño ansioso hará normalmente todo lo posible para evitar aquello que teme, pero, por desgracia, esto sólo aumenta su ansiedad. Hacer frente a sus miedos es la única forma de ayudar a poner fin a la ansiedad a largo plazo.
Anima a tu hijo a hablar de sus sentimientos, pero intenta no hacer preguntas capciosas. Por ejemplo, en lugar de preguntar “¿Estás nervioso por el gran examen?”, haz una pregunta abierta como “¿Cómo te hace sentir la feria de ciencias?”
Es importante dar a los niños seguridad y afecto para que se sientan seguros y puedan hablar abiertamente de cómo se sienten. Siéntate y ten gestos físicos con ellos que les transmitan tranquilidad. Sentirte cerca, darles la mano o abrazarles también puede ser reconfortante.
Puedes predicar con el ejemplo gestionando el estrés y la ansiedad de forma saludable. Lo más importante que puedes hacer para ayudar a tu hijo con su ansiedad es ser un modelo a seguir a través de respuestas tranquilas, serenas y racionales. Los niños aprenden viendo e imitando. Si ven que gestionas tu propia ansiedad, tendrán más posibilidades de hacer lo propio con la suya.
Algunos estudios han revelado que una respiración lenta y profunda puede ayudar a contener los síntomas de la ansiedad. Si tu hijo sufre muchos síntomas físicos de la ansiedad, como un ritmo cardíaco acelerado o tensión muscular, enséñale a relajar su cuerpo con algunos ejercicios de respiración sencillos, como respirar juntos lenta y profundamente. Respira lenta y profundamente 3 veces, cogiendo aire mientras cuentas hasta 3 y soltándolo haciendo lo mismo.
Haz hincapié en hábitos saludables para que tus hijos puedan sentirse bien al 100 % (comiendo bien, jugando y haciendo mucho ejercicio, y durmiendo lo suficiente). Muchos niños con ansiedad se benefician de las rutinas (por ejemplo, establecimiento de horarios para acostarse, comer y realizar actividades), ya que les ayuda a saber qué pueden esperar y a sentirse más seguros. Equilibra cualquier tipo de cambio o angustia emocional en su vida intentando seguir en la medida de lo posible una rutina regular.
Habla con tu médico si tu hijo no mejora o si su ansiedad afecta a su vida cotidiana.
Escucha los sentimientos de tu hijo.
Pregúntate qué se esconde tras la ansiedad.
Felicita a tu hijo por sus pequeños logros.
No castigues los errores o la falta de progreso.
Crea una caja o bote de preocupaciones para guardar éstas para más tarde.
Trata de no ponerte ansioso tú mismo o sobreprotector.
Limita el tiempo frente a la pantalla y ten momentos de calidad con él, sin dispositivos ni distracciones.