Según los estudios, el TDAH puede afectar a determinadas áreas del cerebro que nos permiten resolver problemas, planificar con antelación, comprender las acciones de los demás y controlar nuestros impulsos. Las personas con TDAH a menudo tienen problemas para saber organizarse, seguir indicaciones y gestionar sus emociones, lo que puede afectar de forma significativa a muchos aspectos de su vida, incluidos los estudios, el trabajo, las relaciones y la vida personal.
Todos nos distraemos fácilmente en ocasiones o tenemos problemas a la hora de terminar tareas. Para ser TDAH, sin embargo, los comportamientos deben aparecer antes de los siete años de edad y permanecer durante al menos seis meses. Los síntomas también deben afectar a tu vida diaria en al menos dos o más áreas, como en la vida personal, el colegio, los ambientes sociales o el trabajo. Por ejemplo, si un niño parece estar demasiado activo en el parque infantil, pero no le sucede en ningún otro lugar, es posible que el problema no sea TDAH. También es posible que no sea TDAH si los comportamientos solo se producen en el aula y no lo hacen en ningún otro sitio.