Un número creciente de estudios han revelado que los niños que crecen en un hogar con animales tienen menos probabilidades de desarrollar alergias y reduce su riesgo de desarrollar asma. Lo mismo sucede en el caso de niños que viven en una granja con animales grandes. Estar expuesto a la caspa de las mascotas desde una edad temprana ayuda a prevenir futuras alergias. Concretamente, los niños de menos de 1 año que tenían dos o más perros o gatos como mascotas de la familia experimentaron una reducción del desarrollo de alergias cuando tenían 6 o 7 años.